Prometí que iba a escribir una serie de posts sobre la opresión/dominación a que nuestra sociedad y el sistema someten a quienes no están del lado “favorecido” de los binomios hombre/mujer, adultx/niñx, blanco/de color, rico/pobre, etc. Pues un poco tarde porque he tenido mucho trabajo y no he podido dedicarme a escribir, les hago llegar el primero...
El tema que elegí para empezar es el adultismo.
La mayoría de las personas están familiarizadas con los grandes “ismos” de la opresión social: el racismo, el sexismo, el clasismo... Muchxs de nosotrxs tratamos de entender el impacto de estas opresiones y, por lo menos, de no perpetuarlas. Pero hay un grupo cuya opresión nos es prácticamente invisible: la de lxs niñxs y jóvenes. Y eso, a pesar de que esa es la opresión que sufrimxs todxs desde muy temprano en nuestras vidas y de manera muy fuerte, y que continuamos padeciendo hasta que nos convertimos en adultxs y comenzamos a oprimir a los más jóvenes.
Aunque usar la palabra «opresión» cuando hablamos de nuestras relaciones con lxs niñxs puede parecer inapropiado y desproporcionado, lo cierto es que oprimimos a los niñxs, pero preferimos decir que los formamos, encauzamos o educamos.
A excepción quizá de lxs presxs, lxs niños y jóvenes son el grupo más controlado de nuestra sociedad. Les decimos qué comer, qué ropa usar, cuándo ir a dormir, cuándo pueden hablar, que tienen que ir a la escuela y a qué escuela, qué amigos aprobamos, y a qué hora tienen que esta en la casa. Lxs adultxs nos reservamos el derecho de ignorar sus opiniones, de castigarlxs, amenazarlxs, golpearlxs, quitarles derechos y “privilegios”, etc. Si tratáramos así a algún otro grupo, nos parecería terrible, sin embargo, tratar a lxs niñxs (especialmente, cuando son “nuestrxs” niñxs) de esa manera se considera no solo aceptable, sino incluso, normal.
A la opresión de lxs niñxs por los adultxs se le llama “adultismo”. El término “adultism” empieza a ser conocido entre los activistas y en castellano, “adultismo” es prácticamente un neologismo. Resulta interesante comentar que hace un año cuando realicé una búsqueda en internet sobre adultimo para mi programa de tv, sólo encontré sitios en inglés y prácticamente ninguno en español. Hoy puse “adultismo” en google, y arrojó unos 3,000 resultados. Lo cierto es que los diccionarios en español no tienen ninguna palabra para hacer referencia a todas las actitudes y comportamientos negativos que lxs adultxs proyectan en lxs niñxs (con base en la asunción de que lxs adultxs son mejores que lxs niñxs) o a la discriminación y al trato desigual que se otorga a lxs niñxs con respecto a lxs adultxs.
El adultismo opera tanto en el hogar como en la sociedad en su conjunto, y está entretejido en la base misma de nuestras instituciones. Por ejemplo, se puede ver en la manera en que estructuramos nuestro sistema educativo y las leyes que otorgan plenitud de derechos y ciudadanía sólo a los “mayores de edad”. El sistema educativo como institución perpetúa el adultismo. Por ley, se fuerza a lxs niñxs a asistir a la escuela durante, por lo menos, 12 años, sin importar sus deseos, intereses, personalidad, tipo de inteligencia, etc. Social, económica y políticamente, no se les otorgan a lxs niñxs y jóvenes roles de responsabilidad y productividad, ya que en nuestra sociedad lxs niñxs y jóvenes son considerados como menos importantes e inferiores a los adultos. Sin embargo, se les manipula y explota por medio de la publicidad.
El adultismo es la primera opresión que todas las personas sufrimos. Si enseñamos a lxs niñxs a someterse a los deseos e intereses de los adultos, cuando crezcan irán siendo víctimas de otros tipos de opresión y no tendrán la capacidad, las herramientas, la fuerza o el valor para oponerse. Si lxs adultxs le faltamos al respeto consistentemente a un/a niñx, esx niñx verá la falta de respeto como una parte natural de la vida. Pronto empezará a asumir que sus ideas no son dignas de atención para lxs adultxs y por lo tanto, son inservibles para la sociedad. La opresión, la falta de respeto y el maltrato desempoderan a nuestrxs niñxs, lxs alejan de su intuición y de escuchar sus propios sentimientos y necesidades, les restan confianza en sus pensamientos y en sus habilidades para actuar, y les restan disfrute en su vida. Una vez que una persona ha sido acostumbrada a la falta de respeto consistente (siendo ignorada, menospreciada, controlada, obligada a hacer cosas contra su voluntad), esa persona está lista para recibir otro tipo de opresión (como el racismo, el clasismo, el sexismo) sin oponerse o protestar (e incluso, a veces, sin ser consciente de ella), a someterse como mujer, indígena, trabajador, etc. O, por el contrario, a voltear la moneda y convertirse en opresor(a) de aquellxs en posiciones menos ventajosas.
En el próximo post escribiré algo más sobre adultismo y recomendaré uno de mis libros favoritos sobre el tema. Estén al pendiente.
jueves, 17 de julio de 2008
Adultismo
Etiquetas:
adultismo,
crianza consciente,
crianza respetuosa,
discriminación,
exclusión,
opresión
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2 comentarios:
Me gusta lo que van poniendo1 Es sumamente informativo! Está muy chido!
Bueno ora la promoción (eso es lo mío de verdad que sí!)
Puse una lista de blogs en mi blog y escribí una breve reseña del suyo, pasen a ver si les gusta! Besos y suerte!
atte.
Ana
http://dosmamis.blogspot.com/2008/07/la-lista_20.html
Espero con ansia el libro recomendado. En realidad nunca lo había ni si quiera imaginado desde esta perspectiva y me suena muy lógico! No podemos predicar que queremos equidad y respeto si nosotras no respetamos a nuestres hijes. Quiero leer de esto aprender más!
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